El poder de la automotivación Por Antonio Fuentes García
- liceocoaching
- 2 jul 2018
- 6 Min. de lectura

Por Antonio Fuentes

“Un optimista ve una oportunidad en toda calamidad, un pesimista ve una calamidad en toda oportunidad” Winston Churchill. Nuestra motivación puede venir mediatizada por el refuerzo de estímulos externos, por las expectativas de éxito que los demás ponen en nosotros y las recompensas que otros nos informan podemos conseguir con nuestro esfuerzo. Pero realmente, ésta se genera en nosotros mismos, cuando encontramos un sentido a lo que hacemos, nos proponemos metas y tenemos expectativas de conseguirlo. Y ésta es la motivación más efectiva, la que mejores frutos dará, porque no necesitamos que las condiciones que nos rodean sean las óptimas, porque nosotros mejor que nadie conocemos nuestras necesidades, y porque perdurará en el tiempo más que ninguna otra, pues el logro nos lleva a seguir luchando cada vez con más fuerza por objetivos cada vez más desafiantes y por tanto más estimulantes para nosotros.
Si es cierto que en muchas ocasiones podemos necesitar que alguien nos empuje hacia delante, la verdadera motivación es la que surge del propio individuo, la que no esta mediatizada por otras personas. Pero cabe preguntarnos ¿Es un don innato con que algunas personas han sido dotadas? No, es una condición natural que abarca a la totalidad de las personas, aunque no todos la pongamos en práctica. No es una aptitud, es una actitud que todos podemos adoptar si lo deseamos, porque está dentro de nosotros. Es una fuerza interior que todos podemos aprender a canalizar.
Pensemos por un momento en esas cualidades que a veces admiramos en los demás, y sobre todo en los niños, que sabemos que son extraordinarias y en muchas ocasiones nos gustaría poseer. Estamos hablando de creatividad, imaginación, curiosidad, no tener estereotipos, innovación, ser arriesgado, decir “yo quiero”, decir “yo puedo”, tener una gran imagen de sí mismo, entusiasmo, interés, no desalentarse, curiosidad, ser positivo, divertirse, poseer capacidad de recuperación inmediata del fracaso, no temer a lo desconocido, la energía ilimitada, las ansias de aprender... ACTITUDES QUE FAVORECEN LA MOTIVACIÓN La gente segura de sí misma, que tiene capacidad de decisión y de acción, posee unas cualidades en común, que les permite decidir su futuro y trazarlo en esta época de cambios: Autoestima, Visión de futuro, Propósito, Compromiso y Contribución. Autoestima: Es esencial valorarse a sí mismo generosamente, tener sentido de la dignidad y tenerse respeto. Creer en nosotros mismos. Poseer la capacidad de volver a empezar aunque en el pasado hayamos tenido algún fracaso, e intentar superarnos. Visión de futuro: Marcarse un camino al que dirigirse, claro y congruente. Cada vez que tomamos una decisión estamos creando nuestra vida, e influyendo en la de los demás. Fijarnos metas, al principio a corto plazo y sin mucho riesgo, para darnos confianza y estar seguro de lograrlo. Propósito: Tener el propósito de ser útil. En nuestra familia, en nuestro trabajo, en la sociedad en general. Poder servir para que haya una diferencia en el mundo, ofreciéndole algo que sólo yo le puedo dar, pues soy único. Cuando tenemos un propósito damos significado a nuestra vida. Compromiso: Se hacen las cosas en las que realmente se creen. Muchos estudios han demostrado que la gente con éxito no es que tenga talentos naturales sino compromiso con lo que hace. El compromiso es la promesa sincera que uno se hace a sí mismo y de la que no se retracta. La diferencia con el interés radica en que éste sólo nos hace actuar cuando nos conviene, en cambio cuando nos comprometemos no aceptamos excusas, sólo los resultados. Contribución: Hay que dar para recibir, el éxito es la recompensa. Contribuir con nuestros dones y talentos hacia el logro de algo que marque la diferencia. Las recompensas están directamente relacionadas con nuestras contribuciones en todos los aspectos de la vida, sea cual sea la compensación que esperamos.
ACTITUDES DESFAVORECEDORAS DE LA MOTIVACION
Esperar que los demás nos pongan las metas Si un trabajo no nos pone retos debemos ponérnoslos nosotros. Para alcanzar objetivos hay que tenerlos, y saber cómo llevarlos a cabo. No nos sentemos a esperar que las cosas sucedan, hagamos que sucedan. Hay que saber dónde ir y cómo llegar hasta allí. Los objetivos sin una planificación concreta son promesas vacías. Debemos tener metas definidas, y una lista de actividades que nos llevarán, de una manera acompasada, hacia esas metas. Todo esto supone comprometerse con uno mismo. Poca concentración Una pobre concentración supone pérdida de tiempo, atención dispersa, fácil distracción, cometer errores fácilmente, la gente que no se concentra tiene continuas interrupciones, se preocupan más de lo que hacen los otros que de lo que hacen ellos, se engañan a ellos mismos y a lo que están haciendo, distribuyen su atención en proyectos pasajeros, empiezan y acaban un montón de veces, se les distrae fácilmente de sus prioridades. La concentración es una habilidad que tenemos que desarrollar. Dilación La dilación no resulta agradable, es un hábito de evasión de responsabilidades que destruye la propia estima y hace la vida más complicada de lo que debería ser, a largo plazo. Cuando posponemos algo que es importante para nosotros sentimos un gran remordimiento, y se produce una gran pérdida de tiempo y energía. ¿Por qué las personas hacen uso de ella?
Sin duda, por falta de seguridad.
Miedo a fracasar.
Miedo a triunfar.
Evitar el riesgo.
No desean hacer un trabajo duro hoy, por una recompensa que puede no llegar hasta mañana.
Hay que trabajar paso a paso para conseguir metas, aunque éstas sean a largo plazo. No abandonar. No hay que dudar y si decidimos alcanzar un objetivo trabajar día a día. La constancia es muy importante. El éxito se consigue con pasos pequeños, con pasos diarios. Hay que estar orientado hacia la acción, así se consigue más fácilmente la autodisciplina que demorando las cosas. Inflexibilidad La gente inflexible es realmente muy paradójica, dice querer nuevos retos, querer nuevas oportunidades, pero a menudo temen separase de la “zona de confort”; no quieren complicaciones, creen que el único modo es el suyo, se pasan la vida rememorando los buenos viejos tiempos, les preocupa exageradamente la manera de abordar lo desconocido. Pero hay que enfrentarse a los hechos. Estamos viviendo en un mundo confuso que cambia. No asumir las culpas Las personas que no asumen sus culpas suelen poner constantemente excusas, culpan a otros, niegan haber tenido otra opción al actuar, pierden el tiempo buscando coartadas, excusas y defendiéndose a sí mismos; no quedándoles tiempo para solucionar los problemas y aprender de los errores. Hay que tener presente que somos responsables de nosotros, por lo que hacemos y por lo que no hacemos. Admitir los errores nos pone en situación de controlar nuestra vida, en vez de ser víctimas. Hay que aprender de los errores. Autoderrotismo Los autoderrotistas viven de sus debilidades, no de sus fuerzas, de lo negativo no de lo positivo, y sobre todo se rinden mentalmente incluso antes de comenzar. Se venden mal a sí mismos, actúan como si dudaran de sus capacidades, se preocupan excesivamente por si cumplirán las expectativas de los demás, esperan poco de ellos mismos, son excesivamente autocríticos. La gente que ha vencido el obstáculo tiene muchas esperanzas en ellos mismos, viven de sus victorias, perdonan sus derrotas, si no ganan lo olvidan pronto y resuelven hacerlo mejor la próxima vez; una de las cualidades que les caracteriza es la buena imagen que tienen y ofrecen de sí mismos, además de que acompañan la autoconfianza con la acción. Falta de entusiasmo El entusiasmo auténtico es una chispa extra, una pasión extra que le damos a la vida. Nace de la curiosidad y de la vitalidad, y del deseo de disfrutar de la vida al máximo. Y no es solamente un sentimiento, es algo que se traslada conscientemente a la acción. Es descubrir cada nueva posibilidad y retar al trabajo más que exhibirse ante los demás. Supone tomarse un interés auténtico en las nuevas ideas y en la nueva gente que conoces, en lugar de mostrarse indiferente. ¿Cuál es el producto de todo este entusiasmo? Más satisfacción, menos aburrimiento, más perseverancia para seguir, más alegría.
CONCLUSIÓN
Si bien es cierto que no hay ninguna persona que no haya tenido pensamientos de autoderrota en un momento o en otro, o que no haya dejado algo para más tarde, o que no haya sido inflexible. También podemos asegurar que si elegimos no ponernos a nosotros mismos, en nuestro camino interior, estos obstáculos, a la larga, tendremos una mayor oportunidad para conseguir cualquier éxito que nos propongamos.
Antonio Fuentes es Licenciado en Psicología por la Universidad de Sevilla con especialidad en Psicología Clínica y Social por la Universidad Complutense de Madrid.
Cuenta con Master en Gestion de Recursos Humanos por la
Cámara de Comercio e Industria de Madrid; posee Diplomado en Test de Rorschach (Sistema Exner) por el Instituto Nacional de la Seguridad Social.
Adicionalmente se formó como Life & Executive Coach en la Academia de Coaching Estratégico en España.
Ha colaborado como Consultor en Gestión de Recursos Humanos y formador para el Desarrollo Personal y Profesional.
Es especialista, conferencista y facilitador de la metodología de la Inteligencia Emocional aplicada al Coaching y a la Psicología.
Es experto en sesiones individuales (En línea y presencial) como Psicólogo Sistémico, Coach y Mentor.
Cuenta con más de 30 años de experiencia en gestión del cambio y en desarrollo de habilidades relacionales y directivas.
Comentarios