¿Que es la conciencia?
- liceocoaching
- 2 ago 2018
- 4 Min. de lectura

Por Coach Joserra Calvo.
Para comenzar a abordar el tema de la conciencia y el del llamado del hombre a sí mismo, deseo plantear las siguientes cuestiones teóricas, existenciales y ético-morales: ¿Qué es la conciencia?, ¿es inherente la conciencia al ser humano?, ¿podemos escuchar la voz de nuestra conciencia?, ¿acaso hay buena conciencia y mala conciencia?, ¿la conciencia es algo individual o colectivo?, ¿la conciencia es una, o existen diversos tipos de conciencias?La descripción de consciencia ha inspirado numerosas metáforas, desde el “teatro mental” cuyo protagonista sería el “yo” y en cuyo escenario se levantarían las percepciones, experiencias y acciones, hasta la más conocida y persistente de todas el “Yo” mismo y absoluto. Hay incluso quienes sostienen que la consciencia no es sino una ilusión, un efecto secundario de la acción del cerebro. Ahora bien, si fuese puro espejismo, sería entonces el más poderoso y universal, dado que todos consideramos y sentimos poseer una consciencia.Una primera descripción rigurosa es la que distingue entre consciencia fenoménica y consciencia de acceso. La primera es fruto del procesamiento de los estímulos externos e incluye las experiencias mentales básicas. Son experiencias de este tipo las sensaciones somáticas como el dolor o el hambre, las emociones y estados de ánimo, las percepciones de color, sonidos, aunque sus contenidos se perciban como básicos o elementales, la conciencia fenoménica es más compleja, multimodal y dinámica. Por ejemplo, la cualidad del color azul es siempre atribuible a un objeto o conjunto de objetos. La forma, el contexto movimiento y significado de estos objetos o escenas contribuyen al estado fenoménico global.
Las experiencias que integran la consciencia fenoménica tienen la particularidad de que son inseparables de la sensación de estar experimentándolas. Las propiedades subjetivas y privadas de las experiencias se conocen como los “Qualia” de dichas experiencias (Los qualia simbolizan el vacío explicativo que se advierte ante la existencia de cualidades epifenoménicas sujetas a la subjetividad de nuestra percepción y el sistema físico que llamamos cerebro).Así, el quialia de percibir el color rojo sería esa sensación íntima, única y transparente de “estar viendo el rojo”. Los quialia se expresan naturalmente en el lenguaje de la primera persona y resulta difícil traducirlos a un discurso objetivo, en tercera persona, que permita su medición y análisis. La consciencia de acceso por su parte, es el recurso a información de alto nivel, su procesamiento e integración (incluida la información evocada por la memoria), con el fin de centrar la atención, el razonamiento, la exposición, la toma de decisiones o el control del comportamiento. La consciencia fenoménica se refiere a experiencias emocionales inmediatas derivadas de los datos procedentes de los sentidos; la conciencia de acceso refleja el pensamiento sobre que hacer con esos datos. Son estados conscientes de este tipo, por ejemplo, las creencias y los deseos.En la medida en la que cumplen una función para el sujeto, ya sea cognitiva o conductual, pueden ser descritos de forma objetiva y general, sirviendo como ejemplificación a partir de dicha función y de la particular combinación o combinaciones de neuronas asociada a su aparición. Por esa razón, la ciencia ha avanzado más en el estudio de la consciencia de acceso que en la fenoménica.Aunque se trata de uno de los campos de investigación más activos dentro de la Neurociencia, con la introducción constante de nuevas técnicas y estrategias que obligan a periódicas revisiones globales de los conocimientos, la conciencia en su conjunto constituye un reto persistente. Ello no quiere decir que no se hayan logrado avances significativos, todo lo opuesto, existen teorías globales altamente prometedoras.¿Diversas interrogantes han surgido en relación a este concepto, pero en realidad la ciencia y el ser humano tienen “conscientemente” definido el precepto?
El Dr. Erich Fromm, en su trabajo “Ética y Psicoanálisis” (escrito en 1947) plantea que la aseveración más soberbia que el hombre puede hacer, es la siguiente: “obraré de acuerdo a mi conciencia”; para entender esto, primero hay que hablar de la formación de la conciencia, la cual se desarrolla a partir de autoridades como pueden ser los padres, la Iglesia, el estado, la opinión pública, etc., estas autoridades son aceptadas consciente o inconscientemente como legisladores éticos y morales cuyas leyes y sanciones son interiorizadas. La conciencia funge como un regulador de la conducta el cual es más efectivo que el temor ante las autoridades externas; ya que si bien, uno puede escapar a dichas autoridades externas, no se puede escapar de sí mismo; es decir, de la autoridad interiorizada que forma parte de uno mismo.
Para Freud (1985), la conciencia autoritaria era el superyó, respecto a lo cual, Fromm opina que éste sólo es una forma de conciencia o bien una fase preliminar en el desarrollo de la misma. Pero, ¿a partir de que está formado el contenido de la conciencia autoritaria?, ésta deriva de los mandatos y de los tabúes de la autoridad; su fuerza radica en las emociones de temor y de admiración a la autoridad; aquí podemos, distinguir dos clases de conciencia autoritaria: la conciencia tranquila y la conciencia culpable; siendo la primera la que tiende a complacer a la autoridad externa y a la interiorizada, produce un sentimiento de bienestar y de seguridad porque implica la aprobación de la autoridad; a diferencia de la segunda, la cual tiende a contrariar a la autoridad; produciendo temor e inseguridad a causa del miedo al castigo -si se obrase en contra de ella- y miedo al abandono; por lo que el sentimiento de culpa resulta no ser más que el temor que se tiene ante las autoridades. Nos leemos en la segunda entrega de este apasionante tema.
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